Las bacterias de la tierra que rodea a la Tuber Melanosporum queda atrapada en su crecimiento dentro de nuestro apreciado hongo, creando es olor tan característico y que hace enloquecer a todos aquellos animales que buscan con ahinco este preciado manjar. Es por tanto la suciedad la que genera ese maravilloso aroma y sabor.
Además, y según un estudio de la Universidad de Frankfurt, los compuestos producidos por estas bacterias, contienen altos niveles de azufre, lo que es capaz de generar un sabor apetecible y deseable por el ser humano.
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