Muchos hispanistas han querido atribuir a España el éxito del consumo de trufa en Francia, e incluso algún francés como Chatin (1869), uno de los primeros técnicos sobre el mundo de la trufa, comentaba que la trufa negra se expandió en la gastronomía francesa debido al cautiverio del rey Francisco I de Francia tras la derrota en Pavía a manos de Carlos I de España. Según comentaban, Francisco I se habría aficionado al consumo de este hongo durante su cautiverio en España en los años 1525-1526, sin embargo, en esos tiempos no sólo en España no se consumía, si no que se asociaban a un origen demoniaco (supersticiones medievales – La trufa en la edad media) y por tanto se creían perjudiciales.
Aunque lo que si parece claro es que fue gracias a Francisco I cuando se produjo el «auge» de la trufa en la corte francesa; se cree que dicha afición vino más bien de sus campañas en Italia, y por esto, se extendió su uso poco a poco como un manjar que aromatizaba los mejores platos en aquella época.